Mika Müller, directora general de Chocolates Müller, es una mujer que, bajo una apariencia encantadora y delicada, acostumbra a controlar a todos los que están a su alrededor, incluido su marido, André Polanski, un prestigioso pianista, y el hijo de éste, Guillaume, cuya novia Jeanne, según Mika, supone una amenaza para la estabilidad familiar.