Cuando Rachel conoce a Vincent en el trabajo, decide invitarlo a una cena que comparten con sus respectivas parejas: Frank y Tery. Los cuatro tardan poco en hacerse amigos y en enamorarse locamente. Pasan el día juntos, duermen juntos y viven sin reglas ni remordimientos. Sin embargo, con el paso del tiempo, el peso de la culpa y una sensación de confusión van ganando terreno en su conciencia. Los sentimientos se van haciendo oscuros y crueles. Ha llegado el momento de cortar por lo sano, de buscar nuevos horizontes, pero no es tan fácil.