El pintoresco monje budista Shinkai (Tomisaburo Wakayama) es un religioso poco habitual: Bebedor, mujeriego, jugador empedernido… Y además avezado artista marcial. En los primeros años de la era Meiji (alrededor de 1870), cuando el portar públicamente espadas se ha prohibido por las nuevas autoridades, Shinkai lleva su cortante hoja envainada en una especie de bastón. Además de su destreza con arma blanca, el monje es un sobresaliente luchador cuerpo a cuerpo.