La década de los años 50 fue un tiempo marcado socialmente por un sentimiento idealista, esperanzador y deseoso de nuevas oportunidades. La "era atómica", con su promesa de salvar a la humanidad, revolucionó el mundo, tanto en su proyección tecnológica como social y política. Todos estos factores dieron luz a uno de los géneros cinematográficos más prolíficos de la historia del cine: la ciencia ficción. Un monstruoso reptil que invade las calles de Nueva York o el horror causado por una enorme araña mutante son sólo un par de ejemplos de las imágenes que, por aquel entonces, llegaban a las salas de cine y hacían las delicias de los espectadores que acudían a ellas. Sólo algunos años más tarde estos mismos espectadores veían en las pantallas de sus televisores cómo los rusos lanzaban al espacio su nave Sputnik; el hombre había conseguido uno de los mayores logros de la humanidad, conquistar el espacio, un acontecimiento que demostraba que la realidad podía superar a la ficción.