El filme se vincula a la aparición de clínicas privadas con una fuerte inclinación comercial, que era un tema que en ese momento tenía actualidad, a las que contrasta con la práctica privada que se realiza sobre la base de la relación personal del médico con el paciente en la cual el económico era un factor secundario. Esta última forma de práctica estaba representada por el personaje del viejo doctor encarnada por Enrique Muiño en tanto la primera lo era por su hijo, médico joven con menos escrúpulos actuado por Ángel Magaña. El conflicto entre ambos personajes y el contraste de las dos concepciones sobre el ejercicio de la medicina se desata a raíz de una mala e inoportuna praxis médica que realiza el hijo a una paciente del padre.