A pesar de haberlo conocido hace pocas horas y de negarse a aceptarlo, el Coloso siente orgullo de su hijo luego de interpretar una ranchera dedicada exclusivamente a él y se lo presenta a todos sus amigos del bar, quienes quedan impresionados con las aptitudes del pequeño, pues son iguales a las de su padre. Más tarde, las autoridades colombianas deciden pasar al bar Garibaldi para repartir los volantes con la foto de Francisco (Emiliano).